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Honestidad, herramienta secreta en tu editor de imágenes

Trabajamos en un medio global en el que la influencia estética corre a través de nuestras pantallas de manera arrolladora, viral. Esto se hace tangible y real a través de las redes sociales profesionales como dribbble, behance, flickr y algunas más. Por otro lado, los tiempos de producción son los mismos de siempre. La combinanción de ambas realidades puede generar peligrosas prácticas de adaptación, mimetización o incluso poder camaleónico en la labor de diseño web. Hablando claro y pronto: aparentemente todos acabamos diseñando igual. ¿Nos hemos convertido en un único ente profesional diseñando el mismo producto una y otra vez? Teniendo un poco de memoria esto no es nada nuevo, ya ocurría con los criticados patrones visuales de la famosa web 2.0 (logotipos con volumen y gradientes a tutiplén, etc).

Por un lado, si un patrón visual se repite porque funciona ¿qué tiene de malo utilizarlo? Para responder a esta pregunta, además de analizar los valores estéticos y los posibles impactos sobre el usuario en lo referente a la usabilidad, habría que lanzar la gran pregunta: ¿realmente ésta pieza gráfica representa los valores del producto ó empresa que estamos diseñando?

Echemos un ojo a la etiqueta webdesign en dribbble, por ejemplo ¿Cómo es posible que tantísimos productos, servicios, empresas necesiten los mismos patrones visuales? ¿Acaso son exactamente iguales? ¿Ofrecen lo mismo? ¿Cuentan con los mismos valores añadidos? La respuesta evidentemente es NO. Contra lo que pueda parecer, no pretendo tirar piedras contra mi propio tejado. Es un ejercicio de honestidad.

Si somos honestos con nuestra posición como diseñadores debemos reconocer, en primer lugar, que es difícil escapar a las corrientes actuales de diseño por la propia viralidad de las redes profesionales, los resultados obtenidos y la propia demanda. También si somos honestos, debemos plantearnos a la hora de diseñar si determinado patrón de moda refleja bien los valores del producto o más bien enriquece nuestro portafolio. Si somos honestos, a la hora de enfrentarnos al diseño de un sitio debemos preguntarnos si realmente creemos en ese producto, empresa, servicio.

La honestidad diseñando es necesaria, una herramienta. Puede que podamos engatusar a los píxeles copipasteando patrones visuales de moda, pero a los usuarios no podemos mentirles.

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